Reuniones de verano.

Por Gregorio Gordaliza Valbuena.

Estamos ya en las postrimerías de este verano del 2016, que pasara a la historia por ser un verano seco y bastante raro en lo climatológico, alternando días y momentos de calor extremo y otros donde no parecía  que estábamos en verano, principalmente en los meses de junio y julio donde, sobre todo en la parte alta de la comunidad, donde durante un buen trecho del mes de julio las temperaturas no fueron muy altas, con un viento norte perpetuo y dominante de la situación y que seguramente marque las características de la uva de este año.

En independencia  de lo climatológico, el verano siempre ha sido y será un momento muy proclive  a reuniones, ya sean con amigos, cuando los “emigrantes” solemos volver unos días a nuestras casas de origen y a disfrutar de las fiestas de nuestros pueblos, o con familiares. Independientemente de con quien sea la reunión, siempre hay un momento dentro del ágape mucho mas tenso que otros, y para los que nos dedicamos al mundo del vino con mucho mas mas motivo, y es cuando llega la carta de vinos y toca elegir. Es mi momento preferido para ir al baño. Siempre se suele oir “ venga tú, que te dedicas al vino, elige” y en ese momento ya se que no voy a acertar, bien sea por el precio, por que no les gusta la variedad, la región, el color o simplemente para hacernos rabiar. Yo, muy cortésmente siempre cedo la susodicha carta a alguien de la mesa y en el 95 % de los casos siempre me la devuelven con la misma frase ”…no,no, que yo no entiendo”.

Esto que parece muy trivial me ha hecho siempre pensar en si estamos o no haciendo las cosas bien dentro del sector, sobre todo en comunicación, por que siempre me he preguntado, si es necesario saber de vino para poder disfrutar de uno en la mesa, y a la conclusión que siempre llego es que no, ya que existen muchísimos alimentos de los que desconozco su origen, como se plantan, recolectan, cultivan, envasan…etc y disfruto horrores con ellos en la mesa.

Y es que en el mundo del vino esto no ocurre, parece que hemos de saber las características de la variedad, años de la plantación, espaldera o vaso, si tiene aromas primarios, secundarios o terciarios, si huele a flores blancas, frutas o a pis de gato, si marida bien con un pescado blanco, azul, con salsa, sin salsa…etc y eso queramos o no, esta alejando a muchos, sobre todo jóvenes, de nuestro producto, yéndose a otras bebidas, donde la liturgia es menos exigente y simplemente, en la mayoría de los casos, estando fresca es suficiente para disfrutarla.

Y es que esos cursos de cata, generalmente dados por personas ajenas al sector, han hecho mucho daño.

Afortunadamente existen iniciativas que intentan acercar el vino al público en general, como la que se desarrolla en nuestra comunidad bajo el título de “Riojano Joven y Fresco” que tiene la finalidad de acercar el producto a un futuro consumidor joven, aunque solo sea un tipo de vino, en este caso vinos de año y que en mi opinión debería de ser extensible a toda la tipología de vinos que se hagan en nuestra denominación, o es que hay que tener 50 años para tomarse un Reserva o un Gran Reserva?

En fin, quizás sean los calores de este final de verano el que me ha hecho ponerme a pensar y divagar en estos temas. 

Por cierto, hoy mismo tengo cena con mis amigos, así que volveré a ir al baño en el momento clave , pero una cosa tengo clara y que aunque no tenga ni idea de donde viene ni los pimientos ni el chuletón que nos vamos a comer, todos seguramente digamos joer que bueno esta.

19 de Septiembre de 2016

Artículo publicado en Diario de La Rioja.