Un Rosado, por favor!

Por Gregorio Gordaliza Valbuena.

Hoy, para tranquilidad de nuestros lectores, voy a intentar no escribir nada de la desgracia, con disfraz de helada primaveral, que arrasó nuestros viñedos la madrugada del 27 de abril  y no por nada en particular, si no por que considero que ya se ha hablado demasiado, y se hablará, en los próximos meses, prefiriendo buscar otros temas menos dolorosos para nuestros viticultores. No obstante me gustaría poner una pizca de positivismo y es que, como bien han podido ver todos aquellos que se hayan acercado a nuestros viñedos riojalteños y alavases, en estos pasados días, ya se pueden apreciar mas colores que el marrón en nuestras parcelas. Esperemos que esta nueva brotación venga cargada con mas racimos de los que podríamos pensar hace solo unos días.

Volviendo al tema de partida, igual que pasa con muchos  de mis compañeros de profesión, siempre que viajo a Madrid me gusta ir a visitar una serie de vinotecas y tiendas especializadas de vino, donde tengo la posibilidad de ver algunos de los nuevos vinos españoles y extranjeros que hay en el mercado, nuevos diseños de etiquetas, nuevas botellas, añadas…etc. 

En mi ultimo viaje, como no podía de ser de otra manera, me acerque a una vinoteca muy famosa que hay en el centro de la ciudad con la intención de comprar algo de vino, ya que se acerca el calor y siempre me gusta tener algo de vino rosado que tomarme en las tardes calurosas del verano, el cual en muchas ocasiones, suelo mezclar “sacrilegamente» con un poquito de gaseosa. 

Entré en la vinoteca y me fui decidido a la zona de rosados y una vez que llegue allí quede desolado ante la perspectiva que se me presentaba. La gran mayoría de los rosados españoles que había en la tienda presentaban prácticamente el mismo color, independientemente de la zona de producción y de la variedad, todos presentaba un color digamos entre el rosa palo (como diría mi mujer) y el salmón ahumado. Inmediatamente me hice esta pregunta, ¿donde han ido a para los rosados típicos españoles?, los Navarros con su garnacha y su característico color rojo rubí (vino ademas por el que han sido conocidos en todo el mundo),  los Cigales, con una menor intensidad, los rosados de Bobal de la zona sur (con una capa mucho mas intensa), los madreados de Prieto Picudo de la zona sur de león, con una cierta aguja natural,  esos que vuelven locos a los asturianos, habían desaparecido prácticamente todos.

Sin mas dilación fui a hablar con un dependiente de la tienda y le pregunté por esta cuestión y me contesto que el rosado estaba de moda en el mundo y que era así como lo quería los consumidores, sobre todo en Estado Unidos y que muchas de las bodegas españolas habían cambiado a este tipo de color, con el objetivo, lícito, por otra parte,  de intentar vender mas.

Esta contestación me hizo pensar en como una moda pasajera, no dudo que esta tendencia cambiará a otra en no mucho tiempo, igual que ha pasado siempre en el mundo del vino, ha podido cambiar la forma de elaborar histórica de muchas de nuestras regiones, presentando vinos que se alejan mucho del concepto de tipicidad, con el que algunos se llenan la boca constantemente, en post de una supuesta rentabilidad económica, que no es tal , ya que viendo el precio de muchos de esos vinos, me hace pensar en que se tiene que vender muchas, muchas, botellas para que se justifique un cambio así.

Espero, al menos, que este cambio les haya valido para algo y que no sea un capricho del importador de turno que intenta buscar vender un copia mas barata del estilo tradicional de la provenza francesa… (como si aquí no hubiese estilos tradicionales de elaboración tan o mejores que el provenzal).

8 de Mayo de 2017

Artículo publicado en Diario de La Rioja.